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Ayuntamiento de Valle de Abdalajis
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Ayuntamiento de Valle de Abdalajis

Historia

Desde la Prehistoria Valle de Abdalajís ha sido la más importante vía de comunicación de la costa malagueña con la Vega de Antequera. Lo que ha proporcionado una riqueza arqueológica extraordinaria, así lo evidencian los múltiples yacimientos y restos arqueológicos encontrados en su término municipal.

Paleolítico y Neolítico


PrehistoriaDurante el largo periodo cronológico que abarca la Prehistoria, numerosos grupos de personas y diferentes sociedades dejaron su huella en las tierras que hoy conocemos como Valle de Abdalajís.

Durante miles de años, los grupos de cazadores-recolectores se desplazaban y vivían estacionalmente en este territorio en su camino hacia la costa o el interior.

Y con el inicio del Neolítico en el año 5.000 a.C. la agricultura y la ganadería irrumpen en estas tierras.

Las evidencias arqueológicas para estos periodos en nuestro municipio son escasas en cuanto a yacimientos estudiados. En primer lugar porque aún no se ha encontrado alguna cavidad o abrigo propicio para el hábitat; y en segundo lugar por la intensa transformación y la explotación agrícola de las terrazas de los arroyos del municipio, pero no por ello hay que menospreciar la gran cantidad de material encontrado adscrito cronológicamente a estos periodos.

Edad de los Metales y Mundo Ibérico


CurraEn torno al último milenio a.C. los pobladores de este territorio van a iniciar una transformación provocada por la colonización de fenicios y griegos que comercian y se instalan en las costas.

La actividad comercial entre las sociedades al norte de la Vega de Antequera y la costa malagueña se van a intensificar por lo que el control y defensa de las vías de comunicación adquiere vital importancia. Por ello, en este periodo se empieza a articular una serie de fortificaciones estratégicas para controlar este paso natural que une Tartessos con Malaka.

En el Museo Municipal se encuentran expuestas piezas arqueológicas adscritas a sociedades tartésicas, fenicio-púnicas, griegas e ibéricas testigos de este periodo. Los yacimientos más importantes y con mayor prolongación temporal son los del Nacimiento y Cerro del Castillo, donde encontramos materiales desde el Paleolítico a época musulmana.

El mundo ibérico se caracteriza por una fuerte jerarquización, en el Valle de Abdalajís será el Cerro del Castillo el oppidum principal que articulará y regirá la construcción de nuevos puntos estratégicos. Estos yacimientos responden a pequeñas torres de vigía, necrópolis o fortificaciones.

Las evidencias arqueológicas nos muestran que en el Cerro Tozaire, situado en las proximidades del municipio, al pie del Arroyo de las Piedras y junto a manantiales que florecen de la sierra se ubicó un importante centro religioso, un Santuario Ibérico. Este lugar de culto está asociado a deidades relacionadas con la fertilidad y la sanación a través de sus aguas y plantas medicinales. Aunque no conocemos su ubicación exacta se han encontrado numerosos exvotos de bronce y más de un centenar de monedas de distintos periodos pues seguirá siendo un lugar de culto durante el dominio romano.

En el siglo III a.C. esta vía natural adquiere si es posible una mayor importancia pues nos encontramos en el contexto de la colonización cartaginesa y de las Guerras Púnicas entre Cartago y Roma. Los ejércitos cartagineses avanzan desde el sur hacia el norte peninsular. El Valle se refortifica y no escapa nada al sistema defensivo regido por el Cerro del Castillo.

Finalmente, la victoria de Roma en las Guerras Púnicas traerá consigo la invasión de la República Romana de la Península Ibérica. Será en este periodo donde nuestro pueblo conocerá una época de esplendor con el nombre de raíz indígena Nescania.

Época romana


PeanaLa conquista de Roma de la Península Ibérica no significó sólo el dominio político italiano sino que se inicia un proceso cultural en el que Hispania se adapta plenamente en el conjunto del mundo romano (economía, sociedad, cultura, religión).

Ya no es necesaria la defensa del poblado por lo que estos oppidum se despueblan y las gentes del mundo ibérico bajan a los valles. 

Ell Cerro del Castillo y las otras fortificaciones se abandonan y se establece la nueva ciudad romana, Nescania, ubicada bajo los cimientos actuales de nuestro pueblo.

El paso natural del Arroyo de las piedras se convierte en calzada romana uniendo Singilia Barba (Antequera), Nescania (Valle de Abdalajís), Iluro (Álora) Cartima (Cártama) y Malaka (Málaga). Los restos arqueológicos y los importantes hallazgos epigráficos nos han permitido reconstruir el pasado romano de nuestro municipio.

Como ciudad romana Nescania contaba con un Foro, un templo dedicado a Júpiter, termas, villas, hornos, molinos y necrópolis. Uno de los epígrafes más importantes del municipio, no sólo por la información que nos aporta, sino por el cariño que los vallesteros sienten por este monumento es La Peana, un monolito de piedra caliza que servía de base para una estatua dedicada al emperador Trajano en el 104 d.C. Otro ejemplo epigráfico nos muestra la continuidad de la creencia del poder curativo de sus manantiales, ya que un tal Lucio Postumo Satulio dedica un ara como ofrenda a la Fuente Divina gracias a la cual ha sanado sus males.
busto terracota

El emperador Vespasiano concedió el ius Latii, el Derecho Latino, en 73/74 d.C. a Hispania. 

Esto significaba que los núcleos urbanos de la península podían organizarse al igual que los municipios italianos disfrutando de derechos y privilegios. De este modo, obtenía Nescania la categoría de Municipio Flavio integrándose en la Tribu Quirina, gozando del periodo de mayor esplendor en la historia de nuestro municipio.

Con la crisis del siglo III se produce un proceso de ruralización, en paralelo a la a las decadencias de las ciudades, la población se concentra en villas rurales autosuficientes y los municipios se despueblan gradualmente.

Ya con la caída del Imperio y las invasiones bárbaras en el siglo IV Nescania queda despoblada. Los habitantes pasarán a concentrarse en pequeños núcleos rurales autónomos. Esta nueva forma de organización continuará bajo la dominación visigoda y en el periodo islámico de nuestra área.

Edad Media

Poco conocemos del longevo periodo de dominación musulmana en Valle de Abdalajís. La arqueología nos indica que sobre las ruinas de Nescania, no existió población alguna. Sin embargo, se han constatado 7 yacimientos enmarcados en este periodo, además de numerosos hallazgos aislados por todo el municipio.

En el Nacimiento encontramos restos emiral-califa a almohade – nazarí relacionados con labores agrícolas, a funciones militares y defensivas responden los yacimientos de con el Cerro del Castillo y Torrecilla. De este modo, los habitantes de la zona de Valle de Abdalajís y de su Sierra vivían diseminados en huertas y cortijos dedicados a la agricultura y la ganadería.

Las crónicas árabes documentan que en el año 904 los omeyas cordobeses al mando del príncipe AbaÌ„n dirigen una campaña contra Bobastro, ciudad fundada por el rebelde ʽUmar Ibn Ḥafá¹£uÌ„n situada en las Mesas de Villaverde, El Chorro, que tuvo en jaque al poder cordobés durante más de 50 años. Camino del llamado “Nido de Águilas” las tropas cordobesas acamparon en WaÌ„diÌ„ NisqaÌ„niya, ruinas de la antigua ciudad romana de Nescania, destruyendo todos sus cultivos a su paso. Este testimonio nos muestra que las Sierras y Valle de Abdalajís tuvieron un papel destacado en la contienda entre ʽUmar Ibn Ḥafá¹£uÌ„n y su heredero contra el gran Emirato Omeya cordobés.

A la época andalusí debe su nombre el municipio de Valle de Abdalajís, pues procede del nombre propio árabe “Abd al-Aziz” en referencia a Abd al-Aziz ibn Musa, primer emir de Al-Ándalus que residió algún tiempo en estas tierras. Antes de fundarse el pueblo y adquirir la denominación actual, fueron usados para designar este territorio los topónimos: Sierra de Audalaxis, Partido de Audalaxis o Cortixos de Audalaxis.

Con la reconquista cristiana se reactiva el papel estratégico del Guadalhorce, es por ello que se construye en el Cerro del Castillo en su punto más alto, una torre encuadrada en el cordón defensivo de Antequera. Esta fortaleza recibe el nombre de Hisn al-Mara, su significado tradicional es de Castillo de la Mujer. Esta torre fue tomada en 1410 tras la conquista de Antequera por el Infante Don Fernando. Finalmente será desmantelada por los Reyes Católicos en 1497.

Edad Moderna y Contemporánea

Los Reyes Católicos ordenaron el reparto de las tierras de Antequera en 1493. El más beneficiado en el repartimiento fue el vecino de Antequera Juan de Eslava, escudero de las guardas y alcalde de la ciudad, por los buenos servicios prestados y las heridas sufridas en la lucha contra el reino de Granada. Estas tierras con algunas otras que se irían agregando con el tiempo, terminarían configurándose como término de la villa del Valle de Abdalajís. El mencionado Juan de Eslava, solo tuvo una hija llamada Ana, que contrajo matrimonio con el Alcaide de Monturque y teniente de Alcaide de Antequera, Alonso Pérez de Padilla. Este matrimonio solicitó el Mayorazgo de las tierras del Valle de Audalaxis, siéndole concedida por la reina Doña Juana, con fecha 14 de marzo de 1519.

Fruto de dicho matrimonio fueron sus hijos, Juan y Lorenzo de Padilla y Eslava. El primero heredó el mayorazgo, mientras que Lorenzo tomó el camino religioso llegando a ser Arcediano de la Iglesia de Ronda y canónigo de la catedral de Málaga.

La escasa población del Valle se encontraba totalmente diseminada y repartida en algunos cortijos aislados. En la década de 1540, Lorenzo de Padilla, construyó, dentro de sus dominios, un grupo de diez casas para que vivieran sus renteros que fueron conocidas popularmente como Casería del Arcediano. Algunos años después, para ampliación del mismo repartió solares otras familias se avecindaran y construyeran sus propios hogares. Igualmente, Lorenzo de Padilla, inició a costa de sus propios bienes, la construcción de la Iglesia que, bajo el patrocinio del santo de su nombre, San Lorenzo, patrón del pueblo y por el que se celebra anualmente la Feria de San Lorenzo en el mes de agosto.

Antes de finalizar el siglo XVIII, el núcleo que constituía la base de la población de la villa de Valle de Abdalajís, contaba con su propio entramado urbanístico identificando ya la plaza pública, Calle Real, Calle Alameda, Calle Fresca, Barrio del Medio (Carrimedio), Castillejo, Callejón y Calle Albaicín. Posteriormente el rey Fernando VI concederá a Dº Baltasar Mesia de Vargas marido de Dª María Francisca de Cañas Chacón de Padilla heredera de las tierras del Valle de Abdalajis, el título nobiliario de Conde de los Corbos.


CalleEn 1811 Las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos por ello último señor de Abdalajís será José Mesía de Vargas y Cañas, III Conde de los Corbos, y IX Señor de Abdalajís. Sería su hijo Isidro Mesía de Vargas y Pifarry que heredó de sus padres el título de conde de los Corbos, el último de los Padilla en vivir en su casa-palacio del pueblo.

Durante los dos siglos y medio de vida del señorío, la actividad económica tuvo siempre un carácter puramente agrícola y ganadero. El grado social lo determinaba la propiedad y se dividía en propietarios, arrendatarios, artesanos y jornaleros. El escribano, el cura, el médico y algún que otro vecino con nivel cultural alto, constituyeron el estamento culto o ilustrado.

Desde el siglo XIX en adelante el pueblo se ha desarrollado urbanística y socialmente hasta alcanzar la configuración actual. Un municipio, en el que poder disfrutar de la mano de sus habitantes de su rica historia, patrimonio natural y gastronómico.